¿Qué tienen que ver los monos con la guerra, la opresión, el crimen, el racismo y todo lo que está mal con el mundo? Ahora vamos a ver cómo toda la crueldad nefasta y aleatoria del mundo cobra sentido una vez que veamos Dentro De La Monoesfera.

"¿Qué carajo es la monoesfera?"

Primero, imaginemos un mono. Un mono disfrazado como si fuera un pequeño pirata, si les sirve de algo. Lo vamos a llamar Slappy.

Imaginemos que Slappy es nuestra mascota. Imaginemos cómo puede ser su personalidad. Quizás tendríamos pequeñas monoaventuras y hasta nos uniríamos para combatir el crimen. Pensemos en lo tristes que estaríamos si Slappy muriera.

Ahora, imaginemos tener cuatro monos más. Los llamaremos Tito, Burbuja, Marcelo y TiraMierda. Imaginemos personalidades para cada uno de ellos. Quizás uno sea agresivo, otro sea afectuoso, otro sea tímido, y el otro tira mierda todo el tiempo. Pero todos ellos son nuestros monoamigos personales.

Ahora imaginemos tener cien monos.

No es fácil, ¿lo es? Así que ¿cual es la cantidad de monos que habrá que tener para llegar al punto de no poder recordar sus nombres? ¿En qué punto, en nuestra mente, creemos que nuestras adorables mascotas se convierten en un mero y gran mar de monos? Por más que cada uno de ellos sea exactamente igual a lo que era Slappy, llega un punto en el que no nos va a importar realmente si uno de ellos muere.

Así que ¿cuantos monos son necesarios para llegar al punto en el que dejan de ser importantes?

Esa no es una pregunta retórica. En realidad, conocemos el número.

"¿Así que este monólogo es tu cruzada contra la sobrepoblación de monos? ¡Ya mismo voy a castrar al mío!"

Oh, no. Todo se aclarará en un momento.

Expertos en monos llevaron a cabo un monoestudio hace un tiempo, y descubrieron que el tamaño del monocerebro del mono determinaba el tamaño de los monogrupos que formaban los monos. Mientras más grande era el cerebro, más grandes eran las sociedades que armaban.

Cortaron tantos cerebros de mono, de hecho, que encontraron que podían tomar un cerebro que nunca habían visto y, a partir de él, podían predecir con precisión el tamaño de las tribus que formaba esa especie de criatura.

Muchos monos operan en grupos de cerca de 50. Pero a alguien se le pasó un cerebro apenas más grande y estimaron que el tamaño en miembros del grupo o sociedad ideal para este animal particular era de 150.

Ese cerebro, por supuesto, era humano. Probablemente de un indigente que sacaron de la calle.

"¿Esa es la gran noticia? ¿Que los humanos son la secuela de mayor presupuesto de Dios al mono? ¿Y acaso había alguien que no lo sabía?"

Esto va mucho, mucho más allá que eso. Veamos un ejemplo.

El famoso presentador de noticias Tim Russert contó una historia atrapante sobre su padre, en su libro Big Russ and Me (...). El padre de Russert solía tomarse media hora para empaquetar cuidadosamente cualquier vaso de vidrio roto antes de tirarlo. ¿Por qué? Porque "el recolector de basura puede cortarse las manos."

Que esto sea algo muy inusual para hacerse ilustra mi monopunto. Ninguno de nosotros pasa mucho tiempo preocupándose sobre el bienestar del muchacho de la basura, por más que él cumpla un rol crucial al no forzarnos a vivir en una cueva creada a partir de una montaña de nuestra propia basura. No consideramos usualmente su seguridad o confort, y si lo hacemos, no es de la misma forma en la que nos preocuparíamos sobre nuestros mejores amigos, parejas o nuestras mascotas.

La gente tira botellas semillenas de líquido séptico directamente en el tarro, sin pensar por un segundo sobre lo que pasaría si el hombre de la basura tuviera ese líquido salpicado en sus ojos. ¿Por qué? Porque el recolector de basura existe fuera de nuestra Monoesfera.

"Otra vez con esa palabra..."

La Monoesfera es el grupo de gente que cada uno de nosotros, usando nuestros simiescos cerebros, puede conceptualizar como gente. Si los monocientíficos están en lo monocorrecto, es físicamente imposible que el número de personas dentro de este círculo sea más grande que 150.

Muchos de nosotros no tenemos espacio en nuestra Monoesfera para nuestro conserje sanitario vecino. Así que no pensamos en él como una persona. Pensamos en él como si fuera La Cosa Que Hace Que La Basura Desaparezca.

Y por más que conozcan y les agrade su recolector de basura particular, en algún momento todos tenemos un límite en nuestra esfera de monopreocupación. Es la forma en que nuestros cerebros están construidos. Todos tenemos un cierto círculo de gente que pensamos como tales, usualmente nuestros propios amigos y familia y vecinos, y quizás algunos compañeros de clase o trabajo o religión o culto suicida.

Aquellos que existen fuera de ese grupo núcleo de unas pocas docenas de gente no son gente para nosotros. Son algo así como personajes unidimensionales.

¿Recuerdan la primera vez, como niños, que conocieron a uno de sus maestros fuera de clase? (...) ¿Recuerdan ese sentimiento surrealista que tuvieron la primera vez que vieron que esa gente tiene vidas fuera del salón de clase?

Quiero decir, no son gente. Son maestros.

"¿Y? ¿Qué diferencia hace eso?"

Oh, no mucha. Es simplemente la única razón por la cual la sociedad no funciona.

Es algo así: ¿Que les molestaría más, su mejor amigo muriendo, o una docena de chicos de toda la ciudad muriéndose porque su colectivo impactó con un camión que contenía abejas asesinas? ¿Cual les pegaría más fuerte, su madre muriéndose, o ver en las noticias que 15000 personas murieron por un terremoto en Irán?

Son todos humanos y están todos igual de muertos. Pero mientras más se acercan a nuestra Monoesfera, más significado tiene para nosotros. De la misma forma que la muerte de ustedes no significaría nada para los chinos o, en cualquier caso, para casi todos aquellos que estén a más de 100 metros de donde están sentados ahora mismo.

"¿Y por qué debería sentirme mal por ellos? ¡Ni siquiera los conozco!"

Exactamente. Esto está tan enraizado en nuestra conciencia que el sólo hecho de sugerir que deberían sentir sus muertes tanto como las de sus amigos más cercanos suena un poco ridícula. Estamos programados para tener un doble reglamento drástico para la gente dentro de nuestra Monoesfera contra el 99.999% de la población mundial que está fuera de ella.



Piensen en esto la próxima vez que se queden atascados en el tráfico, cuando comiencen a tirar dedos mayores y sacar la cabeza por la ventanilla para gritar, "¿EN DONDE APRENDISTE A CONDUCIR, ESTÚPIDO?" Intenten imaginar actuar de esa manera en un grupo pequeño. Como si estuvieran en un ascensor con dos amigos y un compañero de trabajo, y el amigo presiona un botón y accidentalmente presiona el equivocado. ¿Acaso se inclinarían para su lado, posicionarían su boca a dos centímetros de su oído, y gritarían "¡APRENDE A MANEJAR EL ASCENSOR, TARADO!"?

Pensarían que se volvieron locos. Todos solemos tener arranques de locura, sin embargo, cuando estamos en un grupo mayor a la Monoesfera. Y es la razón por la que tenemos ese sentimiento raro de invencibilidad anónima cuando estamos sentados en medio de un gran número de personas, largando puteadas que jamás nos atreveríamos a decirles en la cara a los jugadores.

"Bueno, yo soy amable hacia los desconocidos. ¿Y si VOS sos el sorete?"

Seguro, quizás no se les ocurra hacer ninguna maldad a los desconocidos. De la misma forma que tampoco se les ocurriría hacérsela a los perros de la calle.

El problema es que eventualmente, nuestras necesidades o las de nuestra Monoesfera requerirán arruinarle la vida a alguien (por más que esa necesidad sea escupir tensión e ira en la forma de insultos exagerados). Esta es la razón de por qué muchos de nosotros jamás siquiera soñaríamos con robar dinero del bolsillo de la vecina jubilada, pero no nos molesta robar Wi-Fi, tratar de abaratar impuestos, o celebrar cuando no nos cobran algo en el restaurante.

Quizás tengan una lista de racionalizaciones más grande que la Tierra, pero la realidad es que en nuestros monocerebros la jubilada vecina es un ser humano mientras que la compañía que da Wi-Fi es una gran máquina fría y descarada. No suele pasar por nuestras cabezas el hecho de que la compañía es, en realidad, nada más que un grupo de gente con el mismo grado de humanidad que la jubilada, o que algunas mujeres de gran edad actualmente trabajan ahí y perderían sus empleos si el suficiente Wi-Fi es robado.

Por cierto, esta es una de las mayores cosas sobre las religiones. Los viejos escritores religiosos sabían que era más fácil atornillar a un extraño, así que nos enseñaron a tener una idea personal de un Dios en nuestras cabezas que dice, "No importa a quién hieras, estás dañándome a mi. Además, puedo aplastarte como un bicho." Hay que admitir que si ellos no estuvieran escribiendo palabras inspiradas en el Señor Todopoderoso, al menos han entendido la Monoesfera.

Está en todos lados. Una vez que entiendan el concepto, van a poder ver ejemplos en todo su alrededor. Van a correr por las calles como Roddy Piper después de ponerse sus lentes de rayos X en They Live.



Pero esperen, porque el asunto se va a poner mucho más grande y mucho, mucho más extraño...

"¿Me estás diciendo que esta cosa llamada Monoesfera gobierna el mundo? Además, They Live era malísima."

Prendan la radio. Escuchen las charlas conservadoras sobre "El Gobierno" como si fuera un gran dragón acechando, listo para comerse su sueldo, y a ustedes con él. No importa que el gobierno esté hecho de gente y que todo ese dinero que se llevan termine en los bolsillos de seres humanos. Hay personalidades que suelen dejar propinas jugosas en los restaurantes, pero inician un boicot si aunque sea 10 centavos de su sueldo es deducido por "El Gobierno". Todo eso a pesar de que el dinero ayuda a esa madre soltera con la cual no tuvo problema a la hora de dejar una propina.

Ahora pasen a los shows liberales, y escúchenlos describir a las "Corporaciones Multinacionales" con los mismos términos diabólicos, una fuerza oscura y malvada que escupe humo y envenena el agua y esclaviza a la humanidad. ¿No es extraño cómo, digamos, un hombre solitario que hace juguetes para niños en su sótano es un ser querible que adora llevar alegría a los niños en Navidad mientras una gran corporación de juguetes (que lleva juguetes a millones de niños en Navidad) es una máquina inhumana, machaca-almas y llena de avaricia? Extrañamente, si el juguetero solitario llegara a hacer la cantidad suficiente de juguetes, contratara el suficiente personal y se expandiera a múltiples tiendas, eventualmente dejaríamos de ver un taller de fábrica de juguetes y comenzaríamos a ver las Ardientes Fábricas Orcas de Mordor.

Y si pensaron, "Bueno, esos anfitriones de los shows de radio no son más que un puñado de egomaníacos que quieren llamar la atención", lo hicieron de nuevo, convirtieron a verdaderos humanos en personajes bidimensionales de dibujitos animados. No es sorpresa, lo hacen con los más de 6 billones de humanos fuera de la Monoesfera.

"¿Así que se supone que debo comenzar a preocuparme sobre 6 billones de extraños? ¡Eso ni siquiera es posible!"

Es verdad, no es posible. Ese es el punto.

Lo que es difícil de entender es que también es imposible para ellos preocuparse por ustedes.

Es por ello que a ellos no les molesta robarles la radio del auto o vandalizar su casa o recortar su sueldo o subir sus impuestos, etcétera. Están por fuera de suMonoesfera. En la mente de ellos, ustedes son simplemente figuras vagas con bolsillos llenos de dinero a ser robado.

Piensen en Osama Bin Laden. ¿Se imaginaron un hombre camuflado viviendo en una cueva, ideando misiones suicidas? ¿O quizás pensaron en un hombre hambriento con una comida favorita, una atracción precoz hacia una muchacha, poseedor de pie de atleta y dolores de cabezas crónicos que se despierta todas las mañanas con una erección y ama el volleyball?

Algo en ustedes, en este momento, probablemente se ofendió con eso. Piensan que esto es un esfuerzo para construir simpatía hacia el psicópata asesino. ¿No es extraño cómo el conocer pequeños hechos humanos sobre él inmediatamente activa sus sentidos de simpatía? Más cerca está de su Monoesfera, más se dimensiona.

Ahora bien, la cruda realidad es que Bin Laden necesita desesperadamente una bala en la cabeza tanto como la caricatura de cuatro colores en la remera de un racista. La clave para entender a gente como él, sin embargo, es darse cuenta que nosotros somos la caricatura en su remera.

"¿Así que están usando monos para decir que todos somos un puñado de Osama Bin Ladens?"

Algo así.

Escuchen a cualquier adolescente en su primer trabajo, hablando sin parar sobre cómo su jefe lo está jodiendo y cómo el gobierno lo está jodiendo aún más (...).

Luego vean a ese mismo muchacho mientras trabaja, tira una hamburguesa al piso, la levanta, la manda entre dos panes y se la sirve a un cliente.

En esa hamburguesa caída tiene todo lo que necesita para entender a esos políticos y jefes corporativos descorazonados. Lo ven a él de la misma forma en que él ve a los clientes en fila en el contador de hamburguesas. O sea, no muy bien.

En ambos casos, tanto para el hamburguesero como para el ejecutivo de la multinacional, pasar los días y llegar a cobrar el sueldo es todo lo que importa. No piensan en la verdadera insatisfacción humana que se esparce cuando lo hacen tan mal (¿alguna vez se intoxicaron con comida a tal punto que pensaron que su estómago iba a escaparse por su boca?) No hay lugar para todos esos clientes o empleados dentro de la Monoesfera.

El muchacho va a protestar porque no debería preocuparse por los clientes con su nivel actual de salario, pero la realidad es que si un hombre no siente simpatía por sus pares con el sueldo mínimo, va a seguir sin sentir nada cuando llegue a un sueldo muchísimo mayor.

O, para verlo desde otra perspectiva, si se nos permite ser indiferentes y resentidos hacia las masas con el sueldo horario mínimo, piensen en la ira de un hombre asiático que está haciendo el mismo sueldo mínimo pero por semana.

"Usaste la palabra 'mono' más de 50 veces, pero dudo que se apliquen los mismos principios. Los humanos llegamos a la luna. Veamos si los monos pueden hacer eso."

No importa. Es un problema de grado.

Hay una razón por la cual el legendario monocientifico Charles Darwin y su asistente, Jeje (pronunciado "heyhey") Santiago dedujeron que los humanos y los monos son primos evolucionarios. Más allá de nuestra sofisticación (...), la inescapable realidad es que estamos igual de limitados por nuestro hardware mental.

La principal diferencia es que los monos están contentos de estar en grupos pequeños y muy rara vez interactúan con aquellos que están fuera de su pandilla. Esta es la razón de por qué nunca fueron a la guerra, aunque cuando lo hacen, suele ser hilarante. Los humanos, sin embargo, tenemos necesidades mucho mayores (...) entre ellas, los gobiernos. Todas nuestras necesidades actuales requieren grupos de más de 150 personas para ser mantenidas de forma efectiva. Entonces, rutinariamente nos encontramos funcionando en puñados mayores que lo que nuestros primitivos cerebros son capaces de soportar.

Y aquí es donde nuestros problemas empiezan. Al igual que una pirámide frágil y desnuda, simultáneamente nos ayudamos y resentimos mutuamente. Nos quejamos muy ruidosamente sobre nuestro trabajo como cara anónima en una línea de ensamblado al tiempo que manejamos un automóvil que sólo pudo ser producido en una línea de ensamble. Es una contradicción constante que nos ha dejado tremendamente enojados.

Es la razón por la que creo que fue con una gran pena y tristeza que Darwin vio a su asistente y se lamentó diciendo, "Jeje, nosotros somos los monos."

"Oh, no, no lo hiciste."

Si piensan sobre eso, nuestra sociedad entera ha evolucionado alrededor de las limitaciones de la Monoesfera. Hay una razón por la cual todas las grandes naciones tienen algún tipo de representatividad democrática (donde se vota a la gente para que tome las decisiones por uno) y todas son, en distintos niveles, capitalistas (donde la gente puede comprar propiedades y quedarse con algo de lo que gana).



Una democracia representativa permite que un pequeño grupo de personas tome todas las decisiones, mientras nos hace sentir a los ciudadanos de a pie que estamos haciendo algo yendo a dejar cada X años un voto que, en realidad, tiene el mismo efecto que el nudo oscuro de su tostadora. Podemos sentir simultáneamente que estamos al frente mientras nos sentimos lo suficientemente contenidos al punto que no podemos causar ninguna revuelta real en cuanto entremos en un monofrenesí rabioso. (...)

De forma inversa, un puñado del gente en el pasado distante pensó de forma ingenua que podían sentar a los 6 millones de monos y decir, "¡Ok, todos vayan y agarren las bananas, traigan las bananas acá, y las distribuiremos con una fórmula compleja que determina la necesidad de bananas! ¡Ahora, vayan y agarren bananas, por el bien de la sociedad!" (...)

Más tarde, un hombre mucho más realista sentó a los monos y dijo, "¿Quieren bananas? Cada uno de ustedes vaya y busque las que pueda. Yo me voy a dormir." Ese hombre, por supuesto, fue el filósofo alemán Hans Capitalismo.

Mientras todos tengan sus bananas y las puedan compartir con aquellos dentro de su Monoesfera, el sistema va a sufrir aún si nadie está queriendo hacer que el sistema sufra. Quizás Ayn Rand lo hubiera dicho de esta forma, si no hubiera sido una tremenda hija de puta.

Y entonces, en algún punto del Siglo III, el filósofo francés Pierre "Frenchy" LaFrench inventó el racismo.



El racismo es una forma de simplificar el mundo demasiado-complejo-para-monos imaginando a toda la gente de una cierta raza como si fueran la misma persona, pensando que todos tienen las mismas actitudes, modales y gustos. A veces funciona, mientras pensemos que esa persona sea una buena persona (...) pero cuando comenzamos a verla como si fuera un gran sorete (...) nuestra monofelicidad se vuelve a romper.

No es puramente culpa de los franceses. La realidad es que todos esos planes de monomanagement se quedan cortos. (...) Vemos en las noticias que hay especiales sobre la Epidemia de la Obesidad. Tenemos esta preocupación descansando en nuestros hombros sobre millones de gente comiendo de más. ¿Y que se supone que debemos hacer sobre los hábitos alimenticios de 80 millones de personas que ni siquiera conocemos? Nos hemos cargado el grasoso problema de toda esta gente que está fuera de nuestra Monoesfera y ahora cargamos con este peso inútil de preocupación como si fuera algún animal en nuestras espaldas.

"Así que, precisamente, ¿qué se supone que debemos hacer?"

Primero, hay que entrenarse para sospechar cada vez que aparezca la simplicidad. Cada afirmación que diga que la raíz de un problema es algo simple debería ser vista de la misma forma que la afirmación que dice que la raíz de un problema es Pie Grande. La simplicidad y Pie Grande suelen aparecer en el mundo real con la misma frecuencia.

Hay que rechazar el pensamiento binario de "buenos vs. malos" o "nosotros vs. ellos". Los problemas no pueden ser resueltos con slogans ingeniosos y programas paso-a-paso supersimplificados.

Es posible hacerlo siguiendo estos pasos:

1) Aceptar el hecho de SER UNOS IMBÉCILES TOTALES. Todos lo somos. ¿Conocen a esa persona realmente molesta, que siempre está escupiendo mierda, y siempre piensa que está en lo correcto? Bueno, es posible que para alguien en particular, nosotros seamos esa persona. Para hacerlo, hay que tomar lo que creemos saber, reducirlo en un 99.999%, y entonces tendremos una idea de cuanto sabemos de las cosas por fuera de nuestra Monoesfera.

2) ENTENDER que no hay Supermonos. Solamente monos. ¿Vieron esos muchachos que aparecen en la TV, dando seminarios inspiradores, enseñándoles cómo alcanzar su máximo potencial y ser tan ricos y exitosos como ellos? ¿Saben cómo se ganan la vida? Dando seminarios. Generalmente, lo único que hacen bien es convencer a los demás que ellos lo hacen bien.
En este punto se sigue aplicando el Principio de Imbecilidad del punto 1. No hay que pretender que los políticos, de alguna manera, son inmunes a toda esta escoria lunática que hacemos en nuestras vidas diarias, y no hay que reírse y señalar con el dedo cuando el predicador sea filmado aspirando cocaína del culo de una prostituta. Un buen ejercicio es imaginar a nuestro héroe (cualquiera que sea) en estado de ebriedad, tirado en su jardín, y con el torso desnudo. Es posible que eso haya pasado alguna vez. Hasta Gandhi seguramente ha pasado por hoteles y dejado prostitutas muertas en su historia.
Y hay que abandonar el pensamiento de ignorar los consejos de algún profesor de morales porque la fuente disfruta aspirar cocaína cada tanto. Todos hemos estado en algún punto de la escala de la hipocresía alguna vez (...) Hay que evitar usar los vicios de nuestros héroes como excusa para justificar los nuestros.

3) NO PERMITIR QUE NADIE simplifique los asuntos por nosotros. El mundo no puede simplificarse. Es MUY posible que cualquiera que intente dibujar el mundo con colores básicos de caricatura intente usarnos como peones para su plan.

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tremendo! me gusto que lo lei todo

malditos monos!

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