Bueno.. hace rato salio esta nota muy interesante y queria compartirla. Es sobre el precio de las entradas a los recitales que tanto hablamos y discutimos.
Qué pagás cuando pagás¿Cómo se compone el precio de una entrada a un show? Entre impuestos, producción, cachet y ganancias, el precio se reparte entre varios.
Por Celina Alberto 02/12/2011 14:20
Un tercio de impuestos, más de la mitad para el artista y el resto distribuido en gastos de producción y ganancias. Aunque el total que aparece en el ticket que habilita el ingreso a un show sea una única cifra (casi siempre) redonda, lo cierto es que la fórmula para llegar a ese número cada vez más alto, se compone de una serie de variables que los encargados de dibujarla nos explican para que entendamos todos.
La palabra clave es equilibrio, y se trata de conjugar en el importe final una ecuación que genere utilidades sin escapar demasiado a los valores promedio del mercado. Ese rango hoy se mueve sin embargo en un margen tan amplio como el que va de los 100 a los mil pesos, con la mayoría de ubicada entre los 200 y los 300 pesos.
Un caso para el ejemplo puede ser el concierto que dará Maná el próximo sábado, en el Estadio Mario Alberto Kempes. Las entradas van desde los 176 pesos hasta los 506 pesos, y se estima que será el show más convocante y de mayor recaudación del año, con un bruto estimado que superará los cinco millones de pesos. José Palazzo produce y enumera costos igual de monumentales. Por caso, el tapete con el que se protegerá el campo de césped cuesta 90 mil dólares de alquiler, a lo que hay que sumarle los gastos de traslado y viáticos del equipo de gente que vendrá a instalarlo desde Buenos Aires. A partir de ahí, el resto de los costos de producción ocupan más de la mitad de lo que se recauda con cada entrada o pueden incluso llevarse todo lo que ingresa y dejar en rojo al promotor, como cuando la convocatoria es menor a lo previsto.
"El precio de una entrada lo establecemos a partir de un estudio de cada artista, de las convocatorias históricas en Córdoba, de la consulta con algunos especialistas, un poco de olfato y sobre los costos estimados de producción y lo que cobra cada artista. Con ese número se divide por la cantidad de entradas y se prevé un margen de ganancia", explica Palazzo.
Del precio final, el objetivo que casi nunca se alcanza es de una ganancia del 30 por ciento. De ese monto, la mayoría de los artistas se queda con el 80 por ciento por contrato. "No hay una fórmula para componer el precio final, para que gane el productor tiene que haber ese porcentaje, pero es un ideal y siempre hay matices", dice el productor y agrega que cuando un promotor local se queda con el 10 por ciento de lo que cuesta una entrada, el negocio ha sido excelente.
En la composición, la fracción impositiva es la única fija y se integra con un cuatro por ciento de impuesto municipal (uno de los más caros del país, detrás de Mendoza), los ingresos brutos que se llevan otro tanto, el 12 por ciento que cobra Sadaic y la posibilidad de otro seis por ciento en caso de que se pase música y entonces hay que tributar a Aadicapif. En el caso de las entradas que se venden con tarjeta de crédito, otro 3.5 es aplicable al precio final por costos de financiación, mientras que en el caso de los artistas internacionales se impone un withholding tax, un 35 por ciento de los honorarios, que se aplica por el empleo de trabajadores extranjeros y va al país de origen.
Los gastos de producción son la variable más compleja de la receta, y allí entran desde los pedidos de cada artista para el camarín, hasta los pasajes del último de los plomos, la publicidad, el alquiler de las salas, estadios o escenarios, los seguros y el cachet. En este punto, la mayoría de los artistas piden cláusula de confidencialidad, y en el caso de los grandes espectáculos, participan también por contrato de las ganancias finales de la recaudación.
Juan Rodríguez, gerente administrativo del Orfeo Superdomo, explica que la definición del valor de la entrada que paga cada espectador también varía de acuerdo a la capacidad de las salas y a la estrategia de negociación con los artistas. "Los costos de producción no se pueden bajar mucho, el cachet sí es más negociable", dice y agrega que cuando "la ganancia neta alcanza un 5 o 7 por ciento del total, sos Gardel".
Héctor "el Perro" Emaides coincide con las dificultades que impone el panorama a los productores. "En los '90 había códigos y las bandas se llevaban el 70 por ciento de lo que quedaba de recaudación final y los productores el 30. Ahora no existe más eso y todos los costos los absorbe el productor. Las bandas ahora no viven de vender discos sino de sus presentaciones, entonces algunos cobran seguro y también un porcentaje de las ganancias", agrega.