Carlos López, íntimo amigo del metalero, habló con 10 Ahora sobre su hermandad con el líder de Almafuerte y recordó una historia emocionante
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Amigo del alma: “Pelusa”, el marplatense que le salvó la vida a Iorio
20 JUL 21.00
Carlos López, íntimo amigo del metalero, habló con 10 Ahora sobre su hermandad con el líder de Almafuerte y recordó una historia emocionante
Por Ricardo Juan
Ricardo Iorio está tirado en el camarín. Vuela de fiebre, tiene la mirada perdida. Los 40 minutos que llevaba de recital superaron largamente lo que podía dar esa noche. De su cabeza transpirada cuelga una toalla que hierve. Mientras el público de Almafuerte aguarda por su regreso al escenario, su amigo “Pelusa” acelera el paso hacia el camarín. Había compartido el día con Ricardo, lo había alojado en su casa y sabía lo mal que se sentía: no estaba en condiciones de afrontar ese show. Apenas lo toca, siente que se quema. Cuando le habla, no reacciona. Con la desesperación de quien siente que se le está muriendo un amigo en los brazos, lo carga al hombro, lo saca del boliche de Constitución y decide llevarlo a la primera clínica que encuentre.
Carlos “Pelusa” López no se va a olvidar nunca de la noche fría del sábado 29 de agosto de 2009 en Mar del Plata. Iorio tampoco. Juntos, recorrieron cuatro clínicas. La peritonitis agravada de Ricardo requería una operación inmediata. En la primera clínica a la que acudieron, le aplicaron suero pero le dijeron que no estaban en condiciones de realizar esa operación. En otra, mientras Iorio agonizaba, le cerraron las puertas en la cara porque no querían padecer la vigilia de los fanáticos durante la internación. Hasta que, luego de dos horas de sufrimiento, lograron entrar a otra clínica privada en la que los médicos comprendieron la gravedad de la situación.
“Los médicos me leyeron todo lo que le iban a hacer. Lo único que entendí era que lo iban a operar con anestesia total. Y yo había estado todo el día con Ricardo… sabía lo que había tomado y lo que había dejado de tomar… Tenía miedo de que se produzca una contra -reacción y que le haga mal al corazón. No estaba bien alimentado… Una vez que le conté todo, el médico decidió operarlo con anestesia local. La operación duró cinco horas y media”, contó “Pelusa”, que aceptó charlar con 10 Ahora un día antes de irse al campo a pasar el día del amigo con Ricardo Iorio.
“Pelusa” tiene 43 años y tres hijos (Abigail, Jazmín y Bautista). El varón nació hace un mes y medio y ya tiene como padrino a Ricardo Iorio. “En Mar del Plata soy bastante conocido dentro del rock and roll y el heavy, organizo viajes hace un montón de tiempo”, remarcó “Pelusa”. “Mi referente musical fue siempre Ricardo Iorio, desde que tocaba en V8. Dios me tocó con la varita mágica y hace 20 años me lo crucé por la calle y nació esta relación”, explicó el hincha de Alvarado y Peñarol, en compañía de su hija Jazmín.
-¿Qué te acordás del momento en que se inició la amistad con Iorio?
-Yo lo conocí saliendo de un bar de rock muy conocido de Alem. Era la época en la que se había decidido que los boliches cerraran a las cuatro de la mañana. Esa noche ellos habían tocado y yo había ido al recital como siempre. Cuando salí del bar, me lo crucé a Ricardo, que llegaba en una moto con un conocido. Le dije: “Muy bueno el recital de anoche, Ricardo”. Y él me dijo: “Gracias, yo estoy buscando algún lugar para tomar algo y está todo cerrado”. Entonces, le comenté que yo recién había salido de un bar en el que me conocían y le dije que ahí podía tomar algo. Y me respondió: “Bueno, voy pero si vos te quedás conmigo”. Y ahí arrancó todo. Después lo traje en la moto al hotel, tipo 6 o 7 de la mañana.
-¿Y cómo se dio la continuidad?
-En esa época no había celulares. Después de un año, él volvió a tocar, fui a verlo y un asistente de él me reconoció y me dijo: “Ricardo te estuvo esperando todo el día para que lo vengas a saludar”. Desde ese día, no nos separamos nunca más. Nos hicimos familia. Él me pidió ser el padrino de mi hijo. Pasamos cumpleaños, fiestas, vacaciones… hay una buena relación de amistad que excede el fanatismo que yo tenía cuando lo conocí.
-¿Qué creés que vio en vos Iorio para abrirse a una amistad?
-Yo fui tocado por la varita mágica, por Dios. El destino está marcado para todos y yo siendo un fanático estoy viviendo esto. Ricardo conoce mucha gente todo el tiempo y que él te elija como amigo, es tremendo. Habrá visto lo que ni yo puedo ver de mí. Soy una persona frontal, voy con la verdad hacia adelante, no le sobo el lomo a nadie. Nunca aproveché el tema que me hizo Ricardo para salir a dar notas. De hecho, hasta ahora nunca había realizado ninguna.
-¿Qué sentiste cuando Iorio te escribió “Pa Pelusa”?
-Que soy un hombre privilegiado, porque cuando a uno le hacen una canción es porque se murió y fue un buen tipo. Generalmente no lo puede apreciar en vida. Y a mí me están pasando cosas re lindas en vida. Gracias a Dios esa vez salió todo bien y Ricardo se sintió agradecido y me quiso escribir una canción. Pero no es que la relación se afianzó a partir de aquella noche. Yo soy amigo de la banda desde hace 20 años.
-Iorio no parece ser alguien fácil de convencer para quedarse internado, ¿cómo pudiste manejar eso aquella noche?
-Es cierto, pero él estaba muy mal. Cuando le pusieron el suero en primera instancia “revivió”, le hizo bien. El antibiótico le hizo bajar la fiebre. Cuando él me vio hablando con los médicos y se dio cuenta de que era algo grave, me dijo: “Amigo, ya me siento bárbaro. Sacame el suero y sacame de acá”. Ahí le dije: “Pasame la billetera, el carnet de la obra social y los documentos, que las llaves del auto las tengo yo. Dame esas cosas por si me las piden y yo te saco”. Cuando me dio todo, ya no tenía chance de escapar. Él ya venía mal. Había estado en una clínica de Coronel Suárez tres días antes de venir a casa y ya le habían dicho lo que tenía. Pero él se sacó el suero en Coronel Suarez y duró 3 días más. Fue al recital fajado, con dolor. Es un hombre jodido para internarlo, pero yo actué como un amigo, como cualquier amigo hubiese actuado. Gracias a dios está sanito. Pero estuvo diez días internado en la clínica y un mes haciendo sus necesidades en una bolsita.