Comenzando a mediados de 1997 y haciendo temas de OZZY, LOS BORNES fue el génesis de lo que más adelante sería LOVORNE. Luego de un par de demos, y en plena crisis económica, Luciano Napolitano junto a Guillermo Rouco en bajo y Miguel Bardiuk en batería, gestan el primer disco titulado Rock pesado. Hoy se cumplen 16 años de su salida, posicionándonos en una época donde faltan bandas que empleen un Rock tan pesado hermanándose con el Heavy Metal. Por suerte existen los registros y podemos disfrutar poniendo este disco cargado de todo esto y mucho más.

‘Acantilado’ abre la placa, sin anuncio y sin anestesia, con un riff que se graduó de la escuela de Randy Rhoads: así es la bienvenida al mundo LOVORNE. El final del tema conecta automáticamente con el eufórico ‘Merlín’. Ya subiendo la intensidad, nos remontamos a ese rock pesado estilo AC/DC que tanto nos gusta. Lo que más me agrada de LOVORNE es que los materiales son grabados como lo escucharías en vivo: durante el solo de la viola, el bajo y la batería son la base fundamental, sin el agregado de violas extras ni nada raro, algo que le da más autenticidad a la propuesta. Un rebote de doble bombo y machaques son la intro del corte del álbum ‘Botellero’, un tema que nos posiciona en la realidad que marcaba a nuestro país, y que más adelante versionaría PAPPO. Si bien tiene un video entretenido y hasta festivo, debemos recordar que fue tristemente portentosa la cantidad de cartoneros que había en cada rincón de las ciudades. El anuncio de la llegada del tren junto a una batería furiosa continúan ahora con un cover muy bien hecho, un homenaje que Luciano y compañía le rinden al Carpo y su clásico ‘El tren de las 16’. Es admirable la influencia del Metal sobre Luciano en el momento de hacer el solo en este tema.

Seguidamente, y sin vueltas, da su entrada ‘Los bares’, mi tema favorito del álbum. Es un tema compuesto por Guillermo, que resultó ser tan bueno que el mismísimo PAPPO lo interpretó en su disco que grabó al tiempo. Más allá de la letra, que me parece genial, lo que más me llama la atención del tema es su cambio brusco de una tonalidad menor a otra mayor, la progresión armónica es buenísima, sumado a que en mi opinión, tiene el mejor solo del disco. El rock no para, y mucho menos con un riff bien heavy perteneciente a ‘Brujos sangran brujos’, quizás el tema más pesado de la placa. ‘Re-puesto’ debería ser el himno a la salida de los bares, el cual después de describir toda una situación en la que más de uno pasó al excederse de copas, termina con esas risas cómplices de los amigos con los que se brindó toda una noche. ‘Demonios’ recuerda a la vieja época de OZZY como solista, sobre todo el legado que dejó Randy y su manera de machacar y tocar cada acorde. No es de extrañar encontrarse con un ‘Instrumental’ en este disco, sabiendo la genealogía que corre por la sangre de Luciano, quien demuestra su habilidad en las seis cuerdas con un amplio solo y una base que va variando de notas constantemente. El final del disco lo tenemos con la balada ‘Atardecer en la isla’, que cuenta con la participación del Carpo. Es un tema muy nostálgico que nos transporta a otro contexto y hasta nos hace bajar un cambio después de una buena dosis de Rock.

Es un disco que considero clásico del rock nacional, por más que haya salido después del 2000. Lamentablemente se fue perdiendo el nivel de bandas con esa medida de riffs y fuerza que este género nos dio, y creo que LOVORNE hace justicia por todo esto. Son 37 minutos sin descanso de puro Rock pesado, y lo consumimos en grandes cantidades, sin preocuparnos por el exceso.