(R. Iorio, C. Marciello)
Esta vez, te lo dedico a vos, hermano, amigo, que desde ayer andás conmigo este camino. Es mía la suerte de poder cantar esto que mando, agradecido, a vos, arquetipo del nunca aflojar, leal y gamba. ¡Amigo, fundido estoy con vos!
No olvidé, será por eso que aunque yo rezo, no creo en el perdón, sí en el destino que nos arrimó. Fueron las plateadas cruces de Black Sabbath y su resplandor, sumadas a la bella séptima estrella y la concha de Dios, que estamos unidos!
Desde el mediodía del domingo aquél donde se intercambiaban discos de vinilo. Con rumbo al otro lado vamos vos y yo... ¡Vos y yo!
No olvidé, será por eso que aunque yo rezo, no creo en el perdón, sí en el destino que nos arrimó. Fueron las plateadas cruces de Black Sabbath y su resplandor, sumadas a la bella séptima estrella y la concha de Dios, que estamos unidos!
Desde el mediodía del domingo aquél donde se intercambiaban discos de vinilo. Con rumbo al otro lado vamos vos y yo... Con rumbo al otro lado, vos y yo fundido a vos... ¡No olvidé! No olvidé y sé que olvidar es grave y fuerte... ¡No olvidé!
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