Mañana toca en Racing. El gran vocalista hace su última gira con su banda y pasa por la Argentina para despedirse.


EL MEJOR CANTANTE DE HEAVY METAL. ASÍ SE LO CONSIDERA A ROB HALFORD, QUIEN EN 1998 HIZO PÚBLICA SU HOMOSEXUALIDAD.

Hay que ver lo que logró el rock & roll en -años más, años menos- seis décadas. Ya sea en una entrevista, escuchando un disco o viendo un show, el encuentro con un personaje de la estirpe de Rob Halford, vocalista de Judas Priest, trae una sensación muy particular. Hablamos del líder de un grupo que definió el metal como un todo cultural, con su postura, su vestimenta, y por qué no, su sonido. Hablar con él es como visitar Berlín, en el sentido de que todo lo que allí pasó tras la segunda guerra aún se huele; esa energía metálica en Halford está ahí. Viva.

Al escuchar hablar a Rob Halford se puede percibir que el hombre es parte de la gran historia del rock & roll. Y viva como pocas. El tono de voz de Halford podría parecer cansado en un principio, pero al fluir el diálogo se entiende que esa expresión sosegada es producto del relax, no del agotamiento.

Casualmente, desde un hotel del centro de Berlín y en el tramo final de su gira europea, Rob atiende el teléfono. Comenzamos hablando del tour que los traerá a Buenos Aires, el último de Judas Priest a nivel mundial. “Está siendo increíble, es genial volver a ver a todos los heavy metal maniacs en la ruta nuevamente. Para los shows de Sudamérica tenemos a Whitesnake como invitados especiales, con quienes nos complementamos muy bien. Es un regalo para los fans.” Judas se presentó en Buenos Aires en 2005, junto a Whitesnake y Rata Blanca en el estadio de Ferro en el marco del Monsters of Rock, y también en 2008, solos en el Luna Park.

En esta gira están despidiéndose de lugares donde quizá nunca vuelvan a tocar. ¿Les genera melancolía? No, la verdad es que estamos celebrando los maravillosos momentos que pasamos todos estos años. El tiempo pasó para Judas Priest y por eso debemos comenzar a cuidarnos para poder hacer algunos shows más en el futuro. Conservar la energía y darle a la banda una vida más larga. Para mí es un desafío muy grande seguir el ritmo de una gira mundial. Tengo sesenta años y debo comenzar a cuidar mi voz. Así y todo, estoy feliz por los comentarios positivos que los medios están dando a los shows de Judas. Dicen que mi voz está tan fuerte como siempre y, ya sabés, la mejor manera de proteger la voz de un gran cantante es no usarla demasiado. Parar un poco es lo mejor para todos, incluso para los fans.

El grupo que lidera Rob Halford se fundó en 1969 en la industrial Birmingham coincidiendo con la explosión del rock a todos los niveles. Se adivina que en el futuro los chicos en edad escolar estudien a quienes lideraron esta revolución artística y social. Seguramente, en los manuales, junto a Black Sabbath, los Beatles, los Stones, Pink Floyd, etc., aparezca Judas. “Tenemos el gran orgullo de haber sido parte del comienzo del heavy metal. Creo que con Black Sabbath y Iron Maiden fuimos los pilares del género. Fuimos parte de una cadena que viene con gente como Jimi Hendrix o Cream y luego sigue en grupos como Saxon, Motörhead, Iron Maiden, etc. A la vez heredamos de nuestros admirados Queen el espíritu aventurero. Nunca nos acomodamos a un sonido; eso también fue un buen aporte.” En tu carrera hubo momentos claves como cuando en 1980 lanzaron “British Steel” o cuando con “Painkiller” (1990) se reinventaron creando el sonido power metal. De todos esos momentos altos , ¿cuáles son tus preferidos? Uno es la época de Sad Wings Of Destiny (1976), nuestro primer álbum en tener trascendencia internacional, que nos hizo tocar en el clásico festival de Reading. Allí nos vieron periodistas de todo el mundo y el nombre de la banda se expandió. Más importante todavía fue British Steel , sobre todo porque inauguró el heavy metal como movimiento global. 1980 fue un año protagonista para el metal; también salieron discos de Iron Maiden, Whitesnake, Scorpions, Motörhead, etc.

Screaming for Vengeance (1982) nos afianzó en el mercado estadounidense. Ahí nuestra base de fans creció considerablemente; vendimos más de un millón de copias.

Painkiller marcó una nueva década en el metal. Es el favorito de muchos de nuestros fans. Salvando las distancias, Nostradamus (2008) es especial porque por fin hicimos el disco conceptual que siempre deseamos, explorando nuevos campos creativos.

En los años noventa Halford se tomó un recreo de su banda de toda la vida. Fue un tiempo revolucionario para el cantante: reconoció públicamente su homosexualidad, a la vez que rumbeó hacia terrenos musicales novedosos con sus grupos Fight – donde trocaba sus gritos agudísimos por berreos guturales a la Pantera- y 2wo, en el que se asoció con Trent Reznor de Nine Inch Nails, dando vida a un inesperado combo de metal oscuro e industrial. ¿Hay ahora planes de nuevos proyectos? “No hago muchos planes; el futuro siempre cambia. Me gusta seguir relacionándome con otros músicos y ver que surge. Soy curioso por naturaleza, aunque hoy por hoy Judas Priest me da todo lo que necesito. Tengo una tremenda satisfacción por estar en Judas. Pero la música es música y no hay que desaprovechar las oportunidades de seguir investigando. Es como ver sólo un tipo de cine o leer un estilo de literatura, me estaría perdiendo mucho si fuese así.” En particular, ¿hay algún nuevo artista que te inspire como lo hicieron Pantera y Nine Inch Nails en aquel tiempo? No, estoy poniéndome viejo y ya no estoy sobre las nuevas tendencias. Hay una enorme variedad de bandas jóvenes en todos los sub géneros del metal. Lo que esos grupos hicieron quince años atrás lo siguieron System Of A Down, Slipknot o Linkin Park que no son tan nuevos, pero lograron que una nueva generación de fans elija el metal como estilo de vida.

Y hablando de los fans, ¿qué pueden esperar quienes vayan al concierto de Buenos Aires? Con los fans de Argentina -de donde tenemos los mejores recuerdos- tengo un “matrimonio metalero”. Fue increíblemente pasional el recibimiento que tuvimos en allí. De tu país nos gusta todo: su cultura, sus paisajes, su comida. Pero sobre todo el trato que nos dan cuando vamos. Como buen matrimonio, re-avivaremos el fuego de la pasión después de estos años sin vernos.