El seleccionado argentino de rugby se encuentra exactamente donde se siente más cómodo. La historia es testigo de que cada vez que Argentina estuvo debajo en las apuestas frente a un rival de fuste, fue cuando mostró sus mejores argumentos.

Seguramente los dirigidos por Santiago Phelan estarían más tranquilos, si hubieran encontrado las respuestas que buscaban en la gira previa por el Reino Unido, o si contaran con todas sus figuras, bien asentadas en sus puestos. La realidad indica que eso no ocurrió, y aunque esto enciende una luz de alerta, sería un error pensar que esta situación los hace más vulnerables.

Tres generaciones, una mística

En el grupo de 30 jugadores, cada uno sabe bien donde ubicarse. Durante los días previos al partido del sábado ante Inglaterra, los jugadores argentinos mostraron que función cumplen, no solo dentro del campo de juego.

Por un lado están los más grandes, con experiencia en partidos internacionales y próximos a retirarse. El discurso de ellos es muy claro, sin darle lugar a ambigüedades y con una inflexibilidad que convence a todas las partes interesadas. Ledesma, Contepomi y Roncero son algunos de los encargados de transmitir la mística del equipo que consiguió el bronce en Francia, aunque puertas afuera de la concentración argentina, eso forma parte del pasado y allí debe quedar.

Luego sigue otro grupo, de jugadores que tienen experiencia internacional, pero que por su edad, van a ser los inmediatos continuadores de la herencia que recibieron hace cuatro años, cuando eran los más jóvenes. Allí están Leguizamón, Tiesi, Albacete o Agulla, que funcionan de “puente” entre los más veteranos y los más novatos. Su discurso es el mismo que el de los más experimentados, pero saben que no cargan con la responsabilidad de conducir el grupo.

Por último, llegan las nuevas generaciones. Figallo, Imhoff, Gosio o Senatore, son solo algunos de los muchos nuevos jugadores que tiene el plantel. Para ellos, la sola experiencia de estar en Nueva Zelanda, ya es un valor sustancial que marcará a fuego sus vidas. Los jóvenes tratan de no decir ni hacer nada fuera de lugar, pero su alegría por lo que están viviendo aflora en cada gesto.

Para los más experimentados, la situación de Argentina a horas de un debut mundialista no los asusta. Saben que muchas de sus debilidades, como la falta de competencia. Pero también saben, que una vez que entran a la cancha, solo son 15 jugadores frente a otros 15, con nada por perder y mucho por ganar.

Nueva Zelanda se impuso a Tonga 41-10 en el partido inaugural de la Copa Mundial de Rugby 2011, disputado en el Eden Park de Auckland. Los locales anotaron seis conquistas, por medio de Israel Dagg (2) y Richard Kahui (2), en la primera mitad, y Jerome Kaino y Ma’a Nonu, en la segunda, además de un penal y cuatro conversiones de Daniel Carter.


Tras una ceremonia inaugural con bastante colorido y la representación de las danzas tradicionales previas al partido, el Sipi Tau tongano y el haka neozelandés, el primer encuentro del Grupo A arrancó con un dominador claro.

Los All Blacks no tardaron en controlar los scrums con su pack de forwards, mientras que la defensa tongana tenía que esforzarse en parar a los locales. En un penal por no soltar al jugador tackleado, Dan Carter abrió el marcador. Poco después, tras un scrum en campo propio llegó el primer try por medio del debutante en una Copa Mundial, Israel Dagg, tras culminar una buena jugada de los tres cuartos.

Tonga no pudo mantener el ritmo y comenzó a cometer fallos en las marcas al rival y en la defensa. Nueva Zelanda aprovechó los huecos atrás para ampliar la ventaja con el primer try del también debutante en una RWC, Richard Kahui.

Con el encuentro a favor de los locales, dos anotaciones casi consecutivas, de Dagg y Kahui otra vez, ampliaron la ventaja a 29-0. Solo Kurt Morath pudo recortar la diferencia con un penal en el tiempo cumplido y cerró el parcial en 29-3.

Orgullo tongano

En la segunda parte, los Sea Eagles saltaron al campo más concentrados y con una defensa más aceitada. Nueva Zelanda también cometió algunos errores en ataque, que mantuvieron el resultado hasta el minuto 60 con el quinto try de la noche, anotado por Jerome Kaino. Tras una patada a cargar, la pelota llegó al ala All Black que anotó libre de marca.

Tonga sacó todo su orgullo para conseguir el try del honor y lo consiguió tras un robo de la pelota de Ephraim Taukafa a Dan Carter. Los visitantes lucharon más de 10 minutos en la zona de 5 metros kiwi y el esfuerzo mereció la pena con el try de Alisona Taumalolo.

Los All Blacks no tardaron en responder y marcar el sexto try, en una jugada combinada entre Colin Slade y Ma’a Nonu, que cerró el resultado final en 41-10, con la conversión de Carter.

En la siguiente jornada de la RWC 2011 para ambos equipos, Nueva Zelanda se enfrentará a Japón, el 16 de septiembre en Halmilton, mientras que Tonga se medirá ante Canadá, el 14 de septiembre en Whangarei.