Grandes curros del rock
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A veces (cada vez menos), el rock intenta ser contracultural. Pero muchas más termina siendo una máquina de cortar chorizos cuyo principal fin es la subsistencia por medio de la facturación a cualquier costo (¿les suenan los precios de las entradas?). Y no siempre, como nos quieren hacer creer, se debe a los malvados designios de los ejecutivos de las discográficas. Los músicos y su autoindulgencia también tienen una buena parte de culpa.
A continuación, lo más laureado y menos original de lo visto y escuchado en el panorama del rock durante las últimas décadas.
1) Reunirse con la formación originalNo te soporto, hace 15 años que no te hablo, tenemos un juicio de por medio, me cojí a tu novia en la gira de 1976, pero bueno… negocios son negocios. Esta modalidad de reunión con la mejor formación posible (y disponible, debida nota de excesos, muertes e incapacidades varias que dejan en el camino a más de uno) ha sido una tentación ineludible para muchas bandas. La lista es amplia y no se salva nadie: desde Take That (?) hasta vanguardistas e iconoclastas como Faith No More han sucumbido ante las mieles que propone esta farsa del regreso a la vida
on the road por algunos meses.
Hace poco leí algo por ahí que constituye un buen resumen de este comportamiento: “
si no llegamos a derribar al sistema, al menos saquémosle unos pesos“.
2) Grabar un unpluggedAlgo
demodé a esta altura, pero muy efectivo. Resucitó la carrera y salvó la vida de muchas bandas, más de las que el público quiere recordar y los músicos admitir. Al principio fue una buena noticia, porque como era de esperarse MTV y sus sucedáneos empezaron por arriba de la pirámide: Clapton, McCartney, Stevie Ray Vaughan, etc. Después, cuando había que llenar espacio y cualquiera se le animaba a una Ovation de 12 cuerdas, la cosa perdió la gracia. Hoy es casi una garantía de choreo, con un nuevo
spin-off para las presentaciones en vivo: los shows acústicos/eléctricos.
3) Tocar discos clásicos enteros en vivoEs discutible que esto sea un curro o algo no deseable. Pero, en última instancia, ¿qué necesidad hay de tocar el disco entero? Se pueden elegir los temas más representativos o ir variando la oferta de repertorio de una noche a otra (para más datos, ver el siguiente apartado). La decisión de reservar el 60% del show para repetir un disco en el exacto orden en que se grabó hace varias décadas es demagogia pura, o en el mejor de los casos la prueba de una falta de ideas alarmante.
4) No variar *nunca* el setlistEste ítem es más sinónimo de comodidad que de choreo. Bandas clásicas, con repertorio para regalar, que están de gira dos años (y en algunos casos bastante más) con variaciones de apenas dos o tres temas por noche. ¿A qué se deberá tanta desidia? ¿Será la edad? ¿O será la gran estafa del rock n’roll, perpetuada una y otra vez?
5) Escribir autobiografíasEl punto máximo de la ladroneada: ¡músicos que levantan guita sin tocar! Contratan un
ghost writer, arman una matufia con alguna editorial y
voilà. Quizás entre todos estos libros haya algún esfuerzo valorable —por ejemplo, la autobiografía de Keith Richards, o el prometedor “
Deep Purple and beyond: scenes from the life of a rock star” de Glenn Hughes—, pero la catarata de “autores” que han optado por esta variante (¿el batero de Aerosmith? ¿Rudy Sarzo?) hace dudar sobre los resultados y, sobre todo, las buenas intenciones que esconde este tipo de aventura literaria en pos de un puñado de dólares.
6) Participar de un disco tributoEl primer adelantado para resucitar carreras en estado vegetativo fue el
unplugged. Luego, descartado el electroshock por tener demasiados efectos secundarios (?), llegaron los discos tributo. Como toda idea mínimamente original, al principio muestra sus virtudes, pero luego es bastardeada por doquier. Y pasados unos años, la sola mención de la palabra “tributo”, “homenaje” y otros sinónimos al tono empezó a ser síntoma inequívoco de robo a mano armada. Por ejemplo, conozco de primera mano el caso de una banda que participó de un tributo vernáculo a una conocida banda punk… sin haber escuchado nunca un (1) tema de los homenajeados. Debe haber más casos parecidos, seguro. Y peores también.
7) Grabar un greatest hits o regrabar un disco con la formación del momentoMuy en boga en el heavy metal, comenzó siendo una nota simpática de bandas que volvían a registrar hits del pasado (se me ocurre Deep Purple y “Hush” como uno de los primeros casos) para hacerlos sonar más actuales. Por supuesto, actualmente se ha convertido en un yeite más barato que el disco en vivo para ganar tiempo ante la falta de ideas. Un
comentario de este blog hace unos días nomás menciona el caso de
Gamma Ray, recuerdo que
Arch Enemy también hizo algo parecido, y siguen las firmas…
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8) Los pases para fans/meet & greet, etc.Caso extremo del insano aumento que han evidenciado las entradas para shows internacionales, este kit ideal para consumistas tiene de todo —desde catering con sushi y caviar hasta púas, fotos y memorabilia variopinta— por precios que llegan hasta los varios miles de pesos (ver el caso de McCartney en su última visita). Lo más gracioso suelen ser algunas variantes que incluyen muchos atractivos accesorios, salvo la tan ansiada reunión con el ídolo de ocasión. Por ejemplo, creo recordar que las entradas más caras para el último show de
Bon Jovi prometían el oro y el moro… salvo, claro, la presencia en el mismo cuarto que nosotros, simples mortales, del mismísimo
John Francis Bongiovi, Jr. Es una lucha (?).
9) Los shows “íntimos” o privadosMezcla de refrito de los
unplugged y maniobra marketinera con tufillo a exclusividad, estas fiestas para para pocos suelen ser varias cosas, excepto recordables. Muchas veces incluso las entradas no están a la venta (como pasó con la reciente visita de
Jane’s Addiction) y para conseguirlas hay que comprar algún dispositivo electrónico —casi siempre un celular de los caros— o emprender una cruzada que ni para encontrar el Santo Grial. La verdad, paso.
10) El campo VIP¡Cómo olvidarlo! Al principio fue una avanzada en los shows de los artistas con, cómo decirlo… menor índice poguístico por metro cuadrado (?), pero ahora es prácticamente un neoclásico en los shows internacionales de rock. Aunque el mítico recital de
The Doors of the 21st Century amagó con sentar un precedente de “no pasarán” —o el más
trendy “conmigo no” (?)—, luego la tendencia fue irreversible. El reciente caso de
RATM en nuestro país fue quizás el más flagrante, promesas sobre el bidet incluidas. Como mínimo, los músicos pecan por omisión, cuando no por cínicos.
Morello, estamos esperando una explicación, y no queremos que nos pases con Marcela porque ella no tiene nada que ver (?).
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http://twitter.com/#%21/tmorello/status/23932500480
11) Salir de gira con bandas localesSi la onda es abaratar costos, en vez de llevar músicos, equipos y
entourage en avión para un showcito en las colonias, conviene venir solo para hacerse una linda diferencia. El abanderado de esta tendencia es
Paul Di Anno, punk confeso que, veintipico de años después de su salida de Iron Maiden, sigue haciendo covers de su exbanda para ganarse el sustento. Este incorregible
ladro no tuvo empacho alguno en salir de gira por Argentina y países limítrofes con músicos de Jeriko y otras bandas locales. Tampoco en armar fechas en Monte Grande, Glew o cualquier otra localidad del conurbano bonaerense, por más minúscula que fuese: lo importante era tirar unos meses más sin laburar. Lamentamos informar que su afán timador (?) no termina ahí, y hace poco paso un tiempo
tras las rejas en su país natal por estafar al estado británico y cobrar una pensión por una incapacidad que no padece. Todo bien, Paul, pero aflojá que ya se dieron cuenta todos…
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http://portalternativo.com/noticia/5765/Paul-Di-Anno-a-la-carcel/
12) Convocar a shows bajo amenaza de separación u otrasAnte el miedo al fracaso o la oportunidad de levantar unos mangos más, y siguiendo la lógica extorsiva de los medios de comunicación, el rock recurre a ultimátums para juntar un poco más de gente. “
Ultimo show del año“, “
último show antes de la gira europea” (durante la cual uno se termina cruzando, como me pasó a mí, con el cantante de la banda que en teoría estaba recorriendo el Viejo Mundo haciendo las compras en un Coto de Juan B. Justo (?), por ejemplo), o los más dramáticos “
gira despedida” o “
show despedida” pretenden funcionar como anzuelo para que la gente salga corriendo a conseguir su entrada. Obviamente, después tocan y no pasa nada: la vida sigue. Para más datos, ver qué tan definitivo fue “El último concierto” de Soda Stereo, allá por 1998.
13) Participar de autotributosVariante de la participación en tributos para terceros. Uno se imagina al manager de algún rockero en decadencia con arengas onda “
¡hay que dejar de laburar para afuera y empezar a facturar, viejo!“. La fórmula es congelar el momento de mayor éxito de una banda o solista y reunir algunos músicos más o menos competentes para acompañar a alguna cara conocida. Uno de los últimos casos se dio con
Joe Lynn Turner, quien se juntó con Jürgen Blackmore, hijo de Ritchie (!), para pergeñar un engendro llamado
Over the Rainbow, con el que está girando por Europa y otros lares. MTV se equivocó: entre Blackmore con un gorro de duende tocando música del renacimiento en un castillo y su hijo nazi (?) de gira con JLT, y el fronterizo babeante de Ozzy con su prole, ¿cuál tiene más pasta de reality? Y de paso…
14) Protagonizar reality showsDe a poquito vamos llegando a lo más bajo de la condición humana. Con mentalidad típicamente
yankee, las estrellas de rock piensan en sí mismas más como marcas que como artistas. Luego de que el morbo de ver a Ozzy ir detrás de los dólares (y de la falda de la patrona) para exhibir todo su patetismo en
The Osbournes probara ser un éxito mundial, la cruza entre realities y rockeros no se detuvo. Es que lamentablemente, parece gozar de muy buena salud. Anotemos: Gene Simmons, que obviamente no se la iba a perder, sacando dinero de las piedras con
Family jewels. Steven Tyler como jurado de
American idol. Brett Michaels buscando su media naranja en
Rock of love. El fallido
SuperGroup de VH1 y su no menos malograda banda Damnocracy (es decir Scott Ian, Jason Bonham, Sebastian Bach, Evan Seinfeld y Ted Nugent). El exPoison CC De Ville participando en el bizarrísimo
The surreal life… La lista parece no acabarse nunca, y eso que quedaron varios afuera.
15) Hacer discos, shows o giras enteras con orquestas sinfónicasOK, ponele que el “
Concerto for Group and Orchestra” de Deep Purple haya sido revolucionario para la época. Ponele que en los 70s, en pleno auge del rock sinfónico, la cosa estuviera justificada. Hasta estoy dispuesto a aceptar que “
S&M” de Metallica fue una búsqueda interesante, con resultados discutibles. ¿Pero “
Once episodios sinfónicos“? ¿Scorpions con la Filarmónica de Berlín? ¿Y Purple repitiéndose hasta el hartazgo con el doble “
Live at the Royal Albert Hall” en 2000, y actualmente con la gira “
The songs that built rock“, sinfónica incluida? ¿No será mucho?
Posteo esto para que discutamos cuanto de esto es fruta y cuanto de esto legítimo, en qué casos puede haber excepciones, etcétera. Más adelante, si la discusión arranca, voy a dar mi opinión de cada punto. =)